Las intolerancias alimentarias son cada vez más comunes. No son problemas graves, pero sí que tienen una influencia en la vida y hábitos de quienes las sufren. A diferencia de las alergias, las intolerancias pueden tener diferentes grados, por lo que hay quienes pueden tolerar ciertas cantidades de los alimentos que contienen la sustancia que no toleran, mientras que otros no pueden consumir nada en absoluto.

Actualmente, se habla de tres tipos de intolerancias alimentarias que son las únicas que la comunidad médica acepta, una de ellas con reservas como vamos a ver.

Intolerancia al gluten

Al contrario que la celiaquía, la intolerancia al gluten no afecta al sistema inmune y tampoco causa daños en los tejidos del intestino, pero sí que produce molestia intestinales. Es el caso de personas que al consumir alimentos que tienen gluten se hinchan en exceso, tienen diarreas, se notan cansados o irritables etc.

Hay que dejar claro que no es lo mismo hinchar un poco al comer alimentos con gluten que tener una intolerancia. Es normal que los alimentos con gluten sean un tanto complicados de digerir, pero cuando hay una intolerancia los síntomas son más notorios.

Intolerancia a la lactosa

Las personas intolerantes a la lactosa lo son porque su intestino deja de producir lactasa, que es la enzima que se ocupa de descomponer este azúcar de la leche en otros azúcares más sencillos y más fáciles de digerir.

Cuando se toma lactosa, el intolerante tiene reacciones gástricas como cólicos, diarreas o fuertes dolores de cabeza. Es frecuente que se tengan muchos gases, a veces incluso con muy poca cantidad de lactosa, por lo que estas personas suelen dejar de consumir lácteos incluso aquellos sin lactosa, ya que dependiendo de su nivel de intolerancia pueden resultarles también poco digestivos.

Intolerancia a la fructosa

De todas las intolerancias la intolerancia a la fructosa, el famoso azúcar de la fruta, es la más polémica. Mientras que todos los médicos aceptan la intolerancia al gluten y la intolerancia a la lactosa, son muchas las voces que dicen que la intolerancia a la fructosa no es tal.

Sea como fuere, muchas personas indican que al tomar fruta o productos que usan la fructosa como endulzante, sufren problemas gástricos como diarrea o cólicos de gases. Por este motivo, limitan su consumo de fruta, especialmente de aquellas que tienen más azúcar y también evitan los que llevan este dulce añadido.